productos peligrosos

PRODUCTOS DE SUPERMERCADO QUE PARECEN SALUDABLES Y NO LO SON

Bebidas vegetales, mermeladas 'zero', margarinas o mueslis se venden como si fueran beneficiosos para el organismo, pero los nutricionistas recomiendan mantenerse alejados de ellos. Aquí te explicamos por qué.

"Sin azúcar", "desnatado", "vegetal", "light" o "bajo en grasa" son algunos de los reclamos que usa el márketing alimentario para intentar vendernos cosas que nos hagan sentir los seres humanos más sanos sobre la faz de la tierra. Pero la realidad tiene poco que ver con lo que promete la industria, y las falsas bondades de estos productos se ajustan aún menos a la realidad (lo que no impide que se sigan usando como reclamo). Para ayudarnos a detectar estas panaceas pedimos ayuda a dos de nuestros nutricionistas de cabecera, Juan Revenga y Daniel Ursúa de Nutrihabits, que nos cuentan por qué estos productos no son saludables (y cómo podemos detectar otros en la misma línea).
Juan Revenga propone una primera criba rápida para identificar estos saludables de pegolete, sencilla y bastante definitiva: si van cargaditos de referencias ‘buenrollistas’, mal asunto. “Es muy sospechoso que un alimento necesite ‘gritar’ lo bueno que es. Las mejores elecciones en el terreno alimentario -aquellas que se pueden encontrar de forma típica en cualquier puesto de un mercado- jamás hacen referencia su riqueza en omega tres, hierro, calcio, L. Casei inmunitas y ese tipo de cosas. Cuanto más márketing de salud hay implicado en un alimento, menos confío en él”, zanja con contundencia.
Lo larga que sea la lista de ingredientes que contienen estas supuestas panaceas alimentarias también da pistas de por dónde van las cosas: cuantos más tenga, peor suele ser (salvo contadísimas excepciones). Daniel Ursúa añade otro consejo relacionado con la publicidad. “Si el producto lo está promocionando algún famoso -o en los tiempos millenials, algún Youtuber o Instagramer-, también es para desconfiar”.
¿Podemos encontrar una versión saludable de estos productos? Revenga responde con un símil automovilístico claro y meridiano. “La versión competitiva de un mal coche es… uno bueno. ¿Para qué tunear un Seat Panda si podemos comprar directamente un fórmula uno? Teniendo en cuenta que la inversión en el terreno alimentario es muchísimo menor que en el automovilístico, ¿por qué tratar de adornar un mal producto si podemos elegir uno mejor?
Ursúa pone como ejemplo la bollería: “La solución pasa por evitarla de forma general y tomarla solo en contadas ocasiones”, con lo que perderán importancia detalles como si lleva mantequilla o azúcar blanco (aunque las versiones artesanas siempre estarán más buenas que las indutriales). Si extendemos esa actitud se puede extender a otros productos como los refrescos, los snacks o las hamburguesas, nuestra alimentación será más saludable y seremos inmunes a los reclamos de ultraprocesados y productos insanos como los que aparecen en la siguiente lista, que completa la que ya publicaron hace más de un año nuestros compañeros de Materia
Bebidas vegetales
“Teniendo en cuenta que el segundo ingrediente suele ser el azúcar, da igual que se llame bebida de soja o batido de cacao”, zanja Ursúa, cansado de las marcas que se quieren sumar al carro de lo sano poniéndoles soja a sus productos para hacerlos pasar por saludables cuando no lo son. “Las bebidas de soja pueden ser una buena alternativa social a la leche cuando son eso, bebidas de soja sin azúcar añadido”.
Juan Revenga, que ya se explayó en un artículo donde explicaba que las bebidas vegetales no son la leche, por norma general apuesta por consumir productos elaborados con ingredientes que podríamos tener en la cocina de casa. Y en la mayoría de estos preparados hay muchos que ni están ni se les espera. “Si alguna vez me decantara por tomar bebida de soja -cosa que dudo- trataría de elaborarla yo mismo”, asegura. Y así para el resto de productos.
Muesli ‘light’
Juan Revenga no hace excepciones con los productos que llevan la etiqueta ‘light’. “Me parecen todos una basura. Si además se usa para referirse a un producto ultraprocesado perteneciente en una clasificación muy sui generis al grupo de los cereales, cuyo segundo ingrediente es el azúcar, apaga y vámonos”, asevera. Ursúa también encuentra este tipo de preparados totalmente prescindibles, y nos anima a elaborar nuestras propias mezclas con cereales integrales, frutos secos y frutas deshidratadas. ¿Por qué? “Para aseguramos la procedencia, calidad y proporción de los productos que la integran”.

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